El abrir de ojos

Comienza la noche y en lo que sigue de ella, entras en un mundo de lujuria y placer, te pierdes, no te encuentras a ti misma, entre cierras los ojos y el unico resplandor de luz comienza a perderse, y a su vez las esperanzas por volverla a ver, al mismo tiempo como una hoja en otoño te dejas llevar por el viento y por la naturaleza del lugar en el que te encuentras.

Pasa el tiempo, te encuentras en una burbuja oscura en la que el tiempo pasa lento como cuando llega el sufrimiento. Ese sufrimiento se convierte en llanto y en pequeñas lagrimas que decienden por todo tu cuerpo, justo en ese momento tu vida pasa tan rápido, así como lo que te rodea, llegas a pensar que estas en el infierno, cuando todavía sigues viviendo una realidad en la que estas sufriendo.

Todo ésto parece confirmar que cómo una hoja te comenzaste a marchitar y que la noche nunca tendrá pensado terminar. Dado que al abrir tus ojos lo único que veras es el reflejo de la oscuridad, y el reflejo de una luz que no pudiste alcanzar, al mismo paso que el sol deja la noche, dejas que tu cuerpo y tu alma flote por todo el lugar, y te dejas alienar en un sueño en donde la pesadilla desde que volviste a cerrar tus ojos volvió a gobernar.

A pesar de lo lento que pasa el tiempo, la vigencia del sufrimiento te hizo recordar que la pesadilla tuvo lugar en un pasado que no pudiste cambiar, justo por no pensar que todo a su momento se tiene que pagar. Finalmente te atreves a salir de la burbuja, abres tus ojos y buscas la luz y cuando la encuentras estas en tu casa acostada en tu cama agradeciendo de que todo fue una pesadilla y que la luz que dejaste ir fue cuando tu padre la apago y simplemente dijo adiós.